Los
pequeños espacios abiertos de una ciudad son indispensables para un proyecto destinado al esparcimiento público. Su contraste con
el entorno urbano es gratificante: refrescan la mirada con el verdor de la yerba y los árboles,
y la deleitan con la belleza de las plantas en flor. Ofrecen espacios
oxigenados a las poblaciones densas, son un refugio contra el calor y las
molestias, son lugares para la interacción social al
aire libre y espacios para el solaz de los jóvenes.
El intercambio social es un aspecto de
la mayor relevancia. Quienquiera que haya pasado alguna temporada en alguna
ciudad mexicana, por fuerza habrá apreciado el notorio papel que desempeña la
plaza pública –zócalo, el paseo, la alameda– en la vida de las
personas. La plaza, con su jardín central y su banda de música tocando en las
noches cálidas, es una especie de club público gratuito. Es esta función de
club público al aire libre la que se debe tener en mente al diseñar un pequeño
espacio al aire libre dentro de la ciudad.
Sylvester Baxter, 1897.
No hay comentarios:
Publicar un comentario