Empecé a escribir
cuando dejé de viajar y descubrí que llevaba las suelas de los zapatos gastadas
y no guardaba ninguna fotografía en mis bolsillos de los sitios visitados, me
resultaba difícil reconocer la ruta que había seguido para llegar hasta allí.
Extendí el mapa de mi geografía sísmica en el suelo de no recuerdo qué ciudad y
pude diferenciar las constelaciones candentes de las frías, pero no la conexión
entre ellas, no la escarcha que van dejando unas en otras. Creo que rompí el
mapa y desde entonces decidí vivir únicamente en el presente, expuesto a ser un
extraño que viaja de cuerpo en cuerpo, de ciudad en ciudad. Sin embargo me
sorprendo al comprobar que llevo a Lima como una metrópoli plegable y siempre
estoy dispuesto a reconstruirla en cualquier esquina o plaza y volver a trazar
desde allí las avenidas maestras de mi universo, en tinglados de palabras,
aunque no haya conseguido todavía interpretarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario