¡Ay, Floralba! Soñé que te... ¿Direlo?
Sí,
pues que sueño fue: que te gozaba.
¿Y
quién, sino un amante que soñaba,
juntara tanto infierno a tanto cielo?
Mis llamas con tu nieve y con tu yelo,
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cual
suele opuestas flechas de su aljaba,
mezclaba Amor, y honesto las mezclaba,
como
mi adoración en su desvelo.
Y dije: «Quiera Amor, quiera mi suerte,
que
nunca duerma yo, si estoy despierto,
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y
que si duermo que jamás despierte.»
Mas desperté del dulce desconcierto;
y vi
que estuve vivo con la muerte,
y vi
que con la vida estaba muerto.
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