Un tal Hiponacte de Efeso, viejo lujuria que se rodeaba de
senos desnudos al escribir, y una tal Safo de Lesbos, famosa ésta sí por la etimología,
inútil decirlo (esto porque las señoritas de aquella isla gustaban frotarse las
noches con una metafísica espátula) son el más parecido legado a lo que hoy calificaríamos de literatura erótica.
Para la generación de la no censura, del tele-porno y de la tele-deseo, por Internet, por teléfono, por encargo o por defecto, pero siempre de lejos, sus versos parecen inocentes y ridículos. ¡Oh Decepción!, ningún pubis ni ningunas rosas, ningún falo, nada de sexo de pitos ni de putas.
Pensamos entonces en la censura: pero no hay tal. Famosos por disfrutar el desnudo del cuerpo, los griegos no conocieron ni comités, ni institutos, ni ojos supervisores porque nadie quería publicar porque ayer como hoy, nadien leen.
Pensaban ellos entonces en la sutileza de sugerir, no de vender, en los pliegues del lino más que en los del pubis. Y la pornografía se la dejaban a otros.
Será entonces que, según aquellos, ¿erotismo no es literatura sino pornografía? o será que, ¿la literatura no es sino pornografía y viceversa?
Para la generación de la no censura, del tele-porno y de la tele-deseo, por Internet, por teléfono, por encargo o por defecto, pero siempre de lejos, sus versos parecen inocentes y ridículos. ¡Oh Decepción!, ningún pubis ni ningunas rosas, ningún falo, nada de sexo de pitos ni de putas.
Pensamos entonces en la censura: pero no hay tal. Famosos por disfrutar el desnudo del cuerpo, los griegos no conocieron ni comités, ni institutos, ni ojos supervisores porque nadie quería publicar porque ayer como hoy, nadien leen.
Pensaban ellos entonces en la sutileza de sugerir, no de vender, en los pliegues del lino más que en los del pubis. Y la pornografía se la dejaban a otros.
Será entonces que, según aquellos, ¿erotismo no es literatura sino pornografía? o será que, ¿la literatura no es sino pornografía y viceversa?
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