viernes, febrero 13, 2015

Francisco Zúñiga; platónico con paisaje; platónico machaiolero

Una de las hipótesis más fascinantes sobre la manera en la que percibimos el mundo sensible lleva el nombre de Gestalt. Los psicólogos de la forma, Wolfgan Köhler y Kurt Koffka avanzaron la propuesta de ciertos esquemas sensoriales para filtrar la realidad delimitados por nuestro medio social; un paisaje no tiene una forma previa, son nuestros sentidos los que actúan y moldean la intensidad de sus olores, sonidos y vibraciones luminosas. Esos filtros de base genética estarían siempre delimitados por nuestro medio social.

Francisco Zúñiga ancló sus Gestalten  -moldes, trajes para vestir la realidad, cartabones y brújulas- en un paisaje inconfundible. A primera vista, su obra parece hablarnos de los macchiaioli italianos, pero vista con más cautela, recorre cierta línea curva invisible fuera del trópico de Cáncer. Bajo un sol que lo apaisaja y lo hunde todo, conviven surcos en paisajes y cuerpos hendidos por el viento; grietas que calan hasta el hueso y la esencia:

“la escultura para mí es un combate por la vida, por una humanización que no llega, en esta danza de lenta espera, que a veces pasamos sin verla, esperando llegar a lo esencial.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario