1. Paz, Cortázar y Duchamp o de cómo dañaron Televisa y Chespirito a la sociedad mejicana.
A Julio debemos Rayuela (pero sobre todo los cuentos: Carta a una señorita en París, Perseguidor, Las babas del diablo, Bestiario etc.) a Octavio debemos mucho (escojan ustedes) a Duchamp horas de ajedrez y La Novia. Aquí los maldigo a los tres. No, momento: no ha ellos sino a sus hijos (bastardos¿?). Duchamp quiso burlarse de la pintura y dijo: cualquier [pendejo] puede pintar (lo dijo en latín pero lo dijo). Paz quiso trascender la poesía y convertirla en instante, como su gustada metáfora de la ola. Julio, encontrar a la maga, mejor: perseguirla.
Resultado: Cualquier pendejo pinta, cualquier instante es poesía, cualquiera hace “haikú-es” y a la Maga no la encuentra nadie pero cualquiera hace viaje-mochila a París para conquistarla y de paso escribir novelitas.
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