martes, agosto 27, 2013

El mal locutor de sus emociones

En este barrio mío
yo soy el extranjero.
En cafés de vidrio y porcelana
todo lo pido en voz queda
y respondo
a la sazón de “mande” y “por favor”.


No como ellos que llegaron
con su acento ultramarino
para arrebatarlo todo
porque así se hace en Castilla
y asado más allá de la llanura
del estrecho Gibraltar.


Dicen que con razón nos conquistaron
--una y a fuerza otras mil veces--
a este pueblo de indios desalmados.


En este barrio yo soy extranjero
pero hoy me he puesto
un jersey alto
y he gritado para confundirlos.


Todo en vano.


Mi alma no la reconocen
aunque he jurado y maldecido
con tal de no volver a las afueras
a mezclarme entre los míos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario