Hemos
llegado al Coliseo con una sonrisa cómplice de los turistas que, como yo,
sustituyen sus ojos por los disparadores de sus cámaras. Había una niña fotografiando a su familia con fondo de frisos de mármol añejo y despedazado
que, antes y después, nadie vio ni preguntó qué eran. Ante la falta de interés
el guía dijo algo sobre la persecución del cristianismo bajo el reinado de
Tito, mientras todos nos hacíamos más fotos. ¿A quién puede interesarle
hoy saber en qué año reinó Titus?
La victoria de Cristo es absoluta.
La victoria de Cristo es absoluta.
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